Priorizar las acciones en función de las necesidades detectadas en las comunidades por el aislamiento preventivo, y en particular las de los grupos más vulnerables en relación con los factores siguientes: el ciclo vital (adultos mayores, niños y adolescentes), el género, la etnia, la migración, las personas que viven en la calle, la privación de libertad, el internamiento en instituciones y albergues temporales, y la presencia de patologías preexistentes y crónicas.
La pandemia de COVID-19 es una amenaza de gran proporción tanto para la salud física como para la salud mental y el bienestar de sociedades enteras que se han visto gravemente afectadas por esta crisis, siendo esta una prioridad que debe abordarse con urgencia. La adversidad asociada con las consecuencias socioeconómicas, el miedo al virus y su propagación, así como las preocupaciones asociadas, tienen un impacto indudable en la salud mental de la población.
Este documento describe las intervenciones de salud mental y apoyo psicosocial (SMAPS) fundamentales que se recomienda desarrollar de manera intersectorial en los países y en las comunidades. Para ello se propone utilizar como marco de referencia la pirámide de intervenciones para los servicios de SMAPS del Comité Permanente entre Organismos (IASC). La pirámide ilustra diferentes niveles de apoyo que varían desde la integración de consideraciones sociales, de seguridad y relativas a las necesidades básicas hasta la prestación de servicios especializados para el manejo de afecciones más graves, así como la dimensión probable de demanda de cada uno de los niveles establecidos.
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