7a Semana Mundial de la ONU para la Seguridad Vial 2023

7ª Semana de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial

15-21 de Mayo 2023

#RepensarLaMovilidad

 

Exigimos una movilidad segura y sostenible

#RepensarLaMovilidad

Los traumatismos causados por el tránsito constituyen una de las principales causas de muerte y discapacidad en todo el mundo; cada año provocan la muerte de aproximadamente 1,3 millones de personas y causan lesiones a 50 millones de personas. Son la principal causa de mortalidad entre los niños y los jóvenes de cinco a 29 años. Una de cada cuatro defunciones por esta causa afecta a peatones y ciclistas.

The El Plan Mundial para el Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2021-2030 contempla una meta ambiciosa: de aquí a 2030, reducir en un 50% las muertes y los traumatismos causados por el tránsito. Para prevenirlos, el plan propone abordar la totalidad de la infraestructura de transportes y adoptar medidas para garantizar la seguridad de las vías de tránsito, de los vehículos y de los comportamientos viales, además de mejorar la atención de urgencias.

La OPS/OMS, en colaboración con sus asociados, organiza periódicamente semanas mundiales de las Naciones Unidas para la seguridad vial. Esta séptima edición se centra en el transporte sostenible, en particular en la necesidad de promover los desplazamientos a pie, en bicicleta y en transporte público. Se trata de un cambio de paradigma que empieza y acaba con la seguridad vial.

La OPS/OMS emplaza a todos los asociados en materia de seguridad vial y movilidad sostenible a celebrar la Séptima Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial organizando actos y actividades y compartiendo materiales y mensajes en las redes sociales con las siguientese hashtags:

  • #RepensarLaMovilidad
  • #CallesParaLaVida
  • #SeguridadVial

 

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MENSAJES CLAVE

 

Es imperativo que los gobiernos y sus asociados se replanteen la movilidad

La movilidad se encuentra en una encrucijada. Bien entendida, la movilidad puede impulsar un cambio social positivo en muchos ámbitos de la sociedad, puesto que fomenta un acceso seguro y equitativo al empleo, a la educación y a la salud, a la vez que facilita la consecución de algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible más amplios en materia de pobreza, género y consumo y producción sostenibles. En esta coyuntura, repensar la movilidad se convierte en una necesidad acuciante. Por ende, los gobiernos y sus asociados deben aumentar las inversiones para fomentar los desplazamientos a pie, en bicicleta y en transporte público, puesto que dichos medios de transporte promueven la equidad y la salud de las personas y del planeta. Ahora bien, materializar esta visión requiere dejar de seguir funcionando como de costumbre.

Las iniciativas para reimaginar la movilidad en el mundo deben articularse en torno a la seguridad.

El número de defunciones provocadas por el tránsito sigue aumentando, con cerca de 1,3 millones de defunciones y unos 50 millones de traumatismos por año. Los traumatismos debidos al tránsito son la principal causa de mortalidad entre los niños y los jóvenes de cinco a 29 años. Un requisito previo para replantearse la movilidad es situar la seguridad en el centro y velar por la seguridad de todos los usuarios de las vías de tránsito. La seguridad vial es un derecho humano irrenunciable a la hora de redefinir la movilidad en el mundo.

Para garantizar la seguridad, todas las redes viales deben concebirse teniendo en cuenta la seguridad de las personas de mayor riesgo

Las vías y redes viales centradas en las personas son aquellas en cuya planificación, diseño, construcción y funcionamiento se eliminan los riesgos de muertes y lesiones causadas por el tránsito. Tradicionalmente, la mayoría de las carreteras del mundo han sido diseñadas para los automóviles. La cifra de vehículos en circulación aumenta cada día. En algunos países, los automóviles también están aumentando de tamaño, lo que entraña un peligro todavía mayor para quienes se encuentran fuera de los vehículos. Debemos rediseñar las calles para las personas y tener especialmente en cuenta a las que presenten un mayor riesgo de lesión: los niños, los adolescentes, las personas con discapacidad, los peatones, los ciclistas y los usuarios del transporte público. Si la vía pública es segura para esas personas lo será también para todas las demás; este tipo de diseño también permitirá pasar de un modo de transporte a cualquiera de los otros con más facilidad.

 

Caminar e ir en bicicleta, si se hace en condiciones de seguridad, contribuye a aumentar la salud de las personas, la sostenibilidad de las ciudades y la equidad de las sociedades.

Aumentar los desplazamientos a pie y en bicicleta redunda positivamente en la salud y el medio ambiente, disminuye las enfermedades no transmisibles como las cardiopatías y las neumopatías, el cáncer y la diabetes, y reduce la contaminación atmosférica y acústica. Una vía pública pensada para caminar e ir en bicicleta es una vía pública en la que prima el urbanismo sostenible, con ciudades que se construyen para el bienestar de las personas, pero también en pro del entorno de las generaciones futuras. Los desplazamientos a pie y en bicicleta en condiciones de seguridad también permiten construir sociedades más equitativas, donde todas las personas tengan el mismo acceso a lo que ofrece la ciudad con independencia de su nivel socioeconómico.

La solución para muchos de los males de la sociedad estriba en un transporte público seguro, asequible, accesible y sostenible.

Se prevé que para 2030 alrededor del 70% de la población mundial viva en entornos urbanos, con el consiguiente aumento de demanda de transporte público para facilitar la movilidad de poblaciones grandes y en crecimiento. Los autobuses, los tranvías y los trenes de cercanías, que transportan a un mayor número de personas en comparación con los automóviles privados, pueden erigirse en estandartes de la seguridad, la accesibilidad y la inclusión. Cuando los sistemas de transporte son seguros, asequibles, accesibles y sostenibles, el urbanismo deviene más inteligente y compacto. Una infraestructura de transporte público eficiente puede mejorar el acceso al empleo, la educación, la salud u otros servicios, amén de potenciar la inversión y contribuir a crear sociedades más equitativas y prósperas. Las zonas rurales también necesitan un transporte público seguro y fiable.

 

 

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