El impacto de los huracanes del 2017 en las Islas Vírgenes Británicas evidenció la necesidad de fortalecer la salud mental y el apoyo psicosocial en la gestión de desastres entre los trabajadores de la salud y comunitarios, así como la población en general. En este contexto, el Ministerio de Salud, el Banco de Desarrollo del Caribe con el apoyo de la OPS/OMS desarrollaron en 2019 una intervención para apoyar la recuperación y la construcción de resiliencia para enfrentar cualquier amenaza futura.

Cuando la pandemia de COVID-19 golpeó a las Islas Vírgenes Británicas (IVB) en marzo de 2020, las necesidades psicosociales y de salud mental sobre el terreno persistieron y se profundizaron. Para reducir el sufrimiento y promover la salud mental y el bienestar psicosocial de las personas afecta- das por la pandemia COVID-19 y los desastres se realizó la adaptación del proyecto.

Un componente clave de esta adaptación fue la serie de seminarios web diseñados para proporcionar los conocimientos y las habilidades para hacer frente a los problemas de salud mental en la pandemia y sus desafíos inherentes. Participaron gestores de refugios, trabajadores sanitarios, personal clínico, padres, profesores y población de las Islas Vírgenes Británicas.

Entre los principales temas abordados se destacan: Cómo afrontar el estrés del COVID-19 durante la temporada de hura- canes; Habilidades psicológicas básicas; La crianza de los hijos durante la pandemia; Mejora de la salud mental del personal sanitario; y Resiliencia: la ciencia y la práctica.

El proyecto IVB-OPS llevó adelante una evaluación de necesidades para recabar información sobre sus necesidades de información y conocimientos en relación a la pandemia de COVID-19. Los resultados preliminares revelaron que la mayoría de las 150 personas encuestadas que completaron la evaluación requieren información sobre estrategias para manejar el estrés.

El proyecto promovió el desarrollo de la capacidad local para la prevención, promoción y respuesta en salud mental en la gestión de desastres dentro del sector de la salud, otras agencias y la comunidad en general. Se capacitó en mhGAP para capacitadores y supervisores, así como trabajadores comunitarios

Otra de las prioridades fue promover la resiliencia comunitaria y establecer planes de acción para la preparación y respuesta ante emergencias en el ámbito comunitarios, el desarrollo de campañas de comunicación; fomento de grupos de apoyo social a través de WhatsApp y otras redes sociales, expansión de la línea de ayuda de apoyo psicosocial, entre otros. Así mismo, se definieron herramientas de seguimiento y evaluación.

En el desarrollo del proyecto se destacó la formación de formadores como un elemento fundamental para promover la sostenibilidad del programa, y posibilitar que el país ahora tenga un cuadro de personas capacitadas que puedan aplicar las habilidades y herramientas no solo en desastres naturales sino también en nuevas crisis o emergencias.

Así mismo, la necesidad de incorporar explícitamente enfoques de género en la capacitación y la evaluación fue otra necesidad sentida. Un enfoque de género efectivo no solo aseguraría que las mujeres participen sino involucrar a los hombres y adaptar las actividades a los problemas que afectan a cada uno. Para que los planes / grupos de resiliencia de la comunidad local sean sostenibles, son necesarios marcos y mecanismos de coordinación a nivel nacional que faciliten estos procesos.

Finalmente, se evidenció que el impacto de los desastres en la salud mental perdura mucho más que los efectos físicos, y que las intervenciones de preparación para construir resiliencia en las comunidades y mantenerla en el tiempo son fundamentales.

Más información en https://www.paho.org/en/bounce-back-stronger-bvi, https://youtu.be/faTJStTpQ4I.

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