En 1981, los científicos descubrieron una nueva amenaza para la salud de las personas, un virus cuyo efecto sería devastador hasta límites insospechados. Las Naciones Unidas y el sistema interamericano disponen de un importante corpus de instrumentos jurídicos para la defensa de los derechos humanos para proteger los derechos y las libertades de las personas que viven con el VIH/SIDA.
Desde el inicio de la epidemia de VIH, la Región de las Américas ha contribuido a la respuesta global frente a la infección con un planteamiento orientado a la salud pública y los derechos humanos. El fortalecimiento de los sistemas de salud locales hizo posible el traspaso de autoridad, responsabilidad y compromiso a las entidades de servicios que atienden de forma directa ante las necesidades de salud de su población.
Según el número de víctimas mortales a nivel mundial hasta la fecha, el SIDA es una de las epidemias más letales de la historia.
En 1987 se creó un programa para la prevención y el control de la infección, que estableció redes de laboratorios, proporcionó soporte a las gestiones de los mismos y supervisó y mejoró el seguimiento de los casos a nivel nacional y regional. La OPS ha suministrado pautas técnicas a los países para la prevención del SIDA y ha colaborado en la puesta en marcha de programas nacionales para la prevención y control de la infección.
En septiembre de 2016 los países miembros de la Organización Panamericana de la Salud aprobaron el Plan de Acción para la prevención y el control de la infección por el VIH y las infecciones de transmisión sexual 2016 - 2021. Este Plan pretende promover una respuesta acelerada, enfocada, más efectiva, innovadora y sostenible, allanando el camino hacia la meta de poner fin a las epidemias de sida e infecciones de transmisión sexual como problemas de salud pública en la Región de las Américas para el 2030.
El Plan también integra los objetivos de la anterior Estrategia Regional y Plan de Acción para la Eliminación de la Transmisión Materno-Infantil del VIH y la Sífilis Congénita, con el fin de reducir la tasa de transmisión materno-infantil del VIH y la sífilis congénita hasta niveles de eliminación.