Más del 90% de personas con cáncer de cuello uterino se puede salvar gracias a una detección temprana, en cambio, esa cifra baja a menos del 40% si se diagnostica en etapas más tardías. El cáncer de cuello uterino no presenta molestia, dolores ni ningún síntoma en las etapas iniciales, de ahí la importancia de acudir donde la matrona o el médico para realizarse el Papanicolau, más conocido como PAP, cada tres años; o el test PCR del Virus Papiloma Humano cada cinco años.
El Dr. Roberto Altamirano, gineco-oncólogo de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología (SOCHOG), comenta que el tratamiento para el cáncer del cuello uterino va a depender de la fase en la cual se diagnostique. “En etapas precoces realizamos un tratamiento quirúrgico, en este caso es una histerectomía radical que consiste en remover el útero y el cuello de éste. En etapas más avanzadas el tratamiento es con radio y quimioterapia. Hay que tener muy presente que todos estos tratamientos tienen un fin curativo para el cáncer en nuestra paciente”, destaca.
El gineco-oncólogo añade que la importancia de realizar el PAP o el test de VPH es que permitirá identificar a las mujeres que deben controlarse para una prevención precoz del cáncer del cuello del útero. “Es un cáncer que podemos evitar aunando los esfuerzos de todas y todos en conjunto con la Organización Mundial de la Salud, OMS, y el Ministerio de Salud de Chile, Minsal, se está buscando erradicar el cáncer para el año 2100”, sostiene.
El Dr. Altamirano revela que esta lucha para erradicar el cáncer cervicouterino se realiza a través de tres pilares fundamentales:
- Vacunación
- Detección precoz de lesiones precancerosas
- Tratamiento oportuno del cáncer
Por último, el Dr. Altamirano es enfático en señalar que el cáncer cervicouterino se puede prevenir. “Por favor, retomemos el Papanicolau y el test de VPH”, finaliza.