Un año atrás, los cuatro hijos de Cleotilde Acosta no dormían ni comían bien. "Antes de desparasitarlos, se despertaban a la medianoche asustados", recuerda esta madre de Santa María del Carbón, una comunidad de origen indígena Pech en el municipio de San Esteban, Honduras. "Ahora están bien de la barriga, comen bien y los que están en la escuela, están aprendiendo a leer", dice con una sonrisa agradecida.
Esta iniciativa procuró prevenir problemas relacionados con el desarrollo físico y cognitivo de preescolares
Un año atrás, los cuatro hijos de Cleotilde Acosta no dormían ni comían bien. "Antes de desparasitarlos, se despertaban a la medianoche asustados", recuerda esta madre de Santa María del Carbón, una comunidad de origen indígena Pech en el municipio de San Esteban, Honduras. "Ahora están bien de la barriga, comen bien y los que están en la escuela, están aprendiendo a leer", dice con una sonrisa agradecida.
Los hijos de Cleotilde al igual que otros niños del municipio de San Esteban, departamento de Olancho, fueron parte de una iniciativa piloto para desparasitar a menores de 1 a 4 años, realizada en abril de 2012 en el marco de la Semana de Vacunación de las Américas. Gracias al esfuerzo de los trabajadores de la salud, el apoyo de la comunidad y de la alcaldía, la cobertura de desparasitación de preescolares ese año aumentó un 55% en San Esteban.
En Honduras se estima que hay 2,6 millones de niños de entre 1 y 4 años en riesgo de ser infectados por geohelmintos, conocidas como lombrices intestinales, según datos de 2012 de la OPS/OMS, en base al porcentaje de población sin acceso a instalaciones mejoradas de saneamiento básico, uno de los principales factores de riesgo para esta infección. La pérdida de apetito, la falta de atención, así como la anemia son algunos de los síntomas y signos de esta infección parasitaria, que afecta el desarrollo físico y cognitivo de los niños.
En 2011, la prevalencia de infección por estos parásitos en promedio era de 43,5% en escolares (niños de 5 a 14 años), mientras que el promedio de anemia fue de 19,2% en el mismo grupo de edad, según una encuesta nacional de la Secretaría de Salud hecha con el apoyo técnico de la OPS/OMS.
Esta iniciativa de desparasitación, que procuró integrarse a otras intervenciones contra enfermedades desatendidas, fue impulsada por la Secretaría de Salud de Honduras y la Mesa Técnica de Enfermedades Desatendidas, con el apoyo técnico y financiero de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS).
"La experiencia de la iniciativa de desparasitación en San Esteban permitió destacar la relevancia y el valor agregado del trabajo a nivel comunitario y con el sector educativo. También hizo posible conjugar estas acciones con la Jornada Nacional de Vacunación, contribuyendo sustancialmente a las acciones de mejoría de la salud y la disminución de la mortalidad infantil en el país", afirmó Gina Watson, representante de la OPS/OMS en Honduras.
La experiencia se repitió en abril de este año durante la Semana de Vacunación, y las acciones de desparasitación se ampliaron para alcanzar a preescolares de otros seis municipios, en cuatro departamentos considerados prioritarios (Copán, Comayagua, Choluteca y Olancho).
Honduras compartirá su experiencia con 18 países de la región que participan en una reunión esta semana en Bogotá, Colombia, donde se analiza cómo intensificar los esfuerzos integrados para el control de las infecciones parasitarías en las Américas. Este encuentro busca promover la coordinación y la cohesión entre los socios y los gobiernos para aumentar la cobertura de desparasitación sin duplicar esfuerzos, mejorando la calidad de los datos y complementando con las acciones para garantizar acceso al agua y saneamiento, entre otros.
Las intervenciones de desparasitación fueron priorzadas en el Plan Estratégico para la Prevención, Atención, Control y Eliminación de las Enfermedades Desatendidas de Honduras, lanzado oficialmente en 2012 y el primero de su tipo en la región de las Américas.
Una Mesa Técnica de Enfermedades Desatendidas, conformada por representantes de la Subsecretaría de Riesgos Poblacionales, los jefes de programa de enfermedades desatendidas, miembros del Laboratorio Nacional de Salud Pública, y con la participación activa de la OPS, consensuaron este plan que integra a distintas intervenciones de salud pública y a los diferentes actores involucrados (gobierno, municipios, organizaciones no gubernamentales) en las acciones para eliminar las enfermedades desatendidas del país.
"La visión de los jefes de programa cambió radicalmente cuando fueron capacitados en la formulación de planes integrados para las enfermedades infecciosas desatendidas, y vieron que era una oportunidad para apoyar a todos los programas", explica Tamara Mancero, quien fue asesora del Programa de Vigilancia Sanitaria, Prevención y Control de Enfermedades de la OPS/OMS en Honduras. "Este era el caso, por ejemplo, de programas como lepra y leishmaniasis que no tenían fondos ni visibilidad para ser apoyados por otros que tenían más recursos técnicos y financieros. Se generó solidaridad y pensamiento colectivo para trabajar con las poblaciones más necesitadas", relata Mancero.
Una de las primeras iniciativas del plan estratégico de Honduras fue esta intervención de desparasitación llevada adelante con la Jornada Nacional de Vacunación. La coordinación de la Secretaría de Salud de Honduras fue clave en la organización, la búsqueda de aliados, así como en la capacitación del personal. La OPS/OMS apoyó en la implementación de la campaña integrada de vacunación y desparasitación, tanto en la compra del medicamento antiparasitario, como en el desarrollo de material educativo, entre otros. Estas actividades fueron además apoyadas con fondos de la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional (CIDA por sus siglas en inglés).
La dedicación y compromiso del personal de salud fueron centrales para que esta iniciativa fuera un éxito. Muchos trabajadores sanitarios debieron recorrer largas distancias para llegar hasta los rincones más alejados de San Esteban, además de asumir la carga de trabajo adicional de dar vacunas y la medicación para desparasitar.
"El personal ha hecho un enorme esfuerzo por llegar a los lugares más postergados. A donde no se puede llegar en vehículo, ellos han hecho un gran esfuerzo ya sea a caballo, cuando lo tienen, o sino a pie", explicó Enma Figueroa, coordinadora del Programa de Atención Integral de la Niñez en el departamento de Olancho.
En Santa María del Carbón, auxiliares de enfermería de origen Pech atienden el Centro de Salud Rural. Fueron ellos quienes lograron persuadir a las madres como Cleotilde Acosta de los beneficios de la desparasitación para sus hijos.
"Yo agradezco a las personas que han venido porque el bien es para los niños, y para uno también, porque ellos están con salud y vida", subraya Cleotilde, y asegura: "Estoy dispuesta a venir a la hora que sea para desparasitar a mis hijos porque ese es el compromiso de uno".
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