Capítulo I. Respuesta a emergencias de salud
Evolución de una epidemia causada por el virus del Zika, de aparición reciente en las Américas
En la Región de las Américas hubo una epidemia explosiva de infección por el
virus del Zika de mediados del 2015 a mediados del 2016. Sin embargo, este agente
causal se detectó por primera vez en el continente americano en la Isla de Pascua, que
pertenece a Chile, en febrero del 2014. Ese incidente coincidió con una serie de brotes
epidémicos confirmados de esta virosis en la Polinesia Francesa, Nueva Caledonia y otras
islas del Pacífico. La notificación inmediata por Chile de la presencia del virus del Zika a
la Oficina Sanitaria Panamericana en virtud del Reglamento Sanitario Internacional (RSI)
alertó a la Oficina sobre la posible introducción del virus en el territorio continental de las
Américas. En ese momento, esta posibilidad todavía no resultaba muy alarmante, ya que
los efectos conocidos del virus se consideraban relativamente leves.
Un año después, en febrero del 2015, las autoridades sanitarias brasileñas
respondieron al pedido de la Oficina de información sobre conglomerados de casos que
estaban comenzando con síntomas de fiebre, dolores musculares y articulares, erupciones
cutáneas y cefalea en Maranhão, uno de los estados del nordeste del país. Catorce de
veinticinco muestras de pacientes examinadas en el laboratorio estatal de Maranhão
habían dado positivo para dengue y negativo para chikunguña, rubéola y sarampión. Sin
embargo, el laboratorio no disponía de capacidad para detectar el virus del Zika. A fines
de abril, las autoridades dieron a conocer un informe preliminar del laboratorio estatal de
Bahía, en el cual se observaba que las muestras de Maranhão y de otros estados del
nordeste habían dado positivo para el virus del Zika. Estos resultados fueron confirmados
posteriormente por el Instituto Evandro Chagas, el laboratorio de referencia nacional,
situado en Belém. El 7 de mayo del 2015, la OPS emitió su primera Alerta
Epidemiológica sobre el virus del Zika. En esa alerta, la OPS describió la infección y
formuló recomendaciones a los Estados Miembros para que adaptaran y aumentaran la
sensibilidad de sus sistemas de vigilancia del dengue y el chikunguña a fin de detectar
posibles casos de infección por el virus del Zika. La alerta también incluía detalles sobre
las pruebas de laboratorio, la atención de casos, y las medidas de prevención y control,
entre ellas las recomendaciones para los viajeros.
Ya se sabía que la infección por el virus del Zika producía fiebre leve y
erupciones cutáneas. Sin embargo, durante el brote del 2014 en la Polinesia Francesa, se
detectaron 42 pacientes con síndrome de Guillain-Barré, casi nueve veces más que el
promedio anual. Para julio del 2015, en el estado de Bahía (Brasil), se había detectado
una extensa circulación del virus del Zika, así como una incidencia creciente de
anomalías neurológicas, incluido el síndrome de Guillain-Barré.
En agosto del 2015, los obstetras y pediatras de otros tres estados del nordeste de
Brasil (Pernambuco, Paraíba y Rio Grande do Norte) notificaron lo que consideraban que
era un aumento de los casos de microcefalia en recién nacidos en su práctica clínica.
Estos informes circunstanciales se corroboraron en octubre del 2015, cuando se confirmó
un aumento de 70 veces de los casos de microcefalia detectados en Pernambuco. Muchas
madres de bebés con microcefalia dijeron que habían tenido una erupción cutánea febril
durante el embarazo.
Frente a estos datos, en noviembre del 2015 la Oficina envió un equipo de
expertos a Brasil, bajo los auspicios de la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes
Epidémicos, para ayudar a las autoridades nacionales y estatales a describir el evento.
Esta misión llegó a la conclusión de que el aumento de los casos de microcefalia no
parecía ser el producto de artefactos ni de un sesgo de la vigilancia. Basándose en las
observaciones clínicas y en pruebas de laboratorio, el equipo concluyó que la
microcefalia tenía todo el aspecto de ser una entidad diferenciada y nueva cuyo impacto
podría ser notable tanto de inmediato como a largo plazo. Para fines de diciembre del
2015, 11 países y territorios de las Américas estaban notificando la circulación local del
virus del Zika, desde Brasil en el sur hasta Puerto Rico en el norte.
Con las pruebas cada vez mayores de un vínculo entre la infección por el virus del
Zika y algunas complicaciones graves, en particular la microcefalia, la OMS convocó una
reunión del Comité de Emergencias del RSI en febrero del 2016 con la finalidad
específica de considerar si la epidemia de esta infección cumplía las condiciones para que
se declarara una emergencia de salud pública de importancia internacional. El Comité
llegó a la conclusión de que los conglomerados de casos de microcefalia relacionados con
el Zika se ceñían a los criterios del RSI para una declaración de ese tipo. Eso llevó a la
Directora General de la OMS, Margaret Chan, a declarar formalmente una emergencia de
salud pública de importancia internacional y a hacer un llamamiento urgente a la
colaboración y la coordinación internacionales a fin de comprender mejor el pleno
impacto del virus del Zika y sus complicaciones.
Manejo, coordinación y respuesta en una emergencia sanitaria en evolución
La Oficina coordinó y facilitó previsoramente una respuesta regional a la
infección por el virus del Zika desde el comienzo de la epidemia, meses antes de que se
declarara la emergencia de salud pública de importancia internacional. El equipo de
Operaciones de Alerta y Respuesta (OAR) de la OPS, que se encarga de la vigilancia de
eventos de acuerdo con el mandato asignado por la OMS en relación con el RSI, ayudó a
detectar conglomerados inusuales de erupciones cutáneas y fiebre en el nordeste de
Brasil. Tras la confirmación de la circulación del virus del Zika en Brasil en mayo del
2015, el equipo de OAR formuló y difundió con prontitud recomendaciones a todos los
Estados Miembros a fin de que se prepararan para la posible introducción del virus. Ese
mismo mes, la Directora de la OSP amplió el equipo de OAR, convirtiéndolo en un
equipo más grande de manejo de eventos relacionados con el virus del Zika, con la
adición de especialistas en vigilancia, atención de casos clínicos, virología, control de
vectores y comunicación de riesgos. Cuando se dieron a conocer las conclusiones de la
Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos sobre lo que estaba
ocurriendo en Brasil, que indicaban una sólida conexión entre la infección por el virus del
Zika y la microcefalia, el 8 de diciembre del 2015 la Directora de la OSP activó
formalmente el Sistema de Gestión de Incidentes (SGI) relacionados con la enfermedad
por el virus del Zika. El trabajo del equipo de OAR y el SGI de recopilación,
compilación, análisis, confirmación y comunicación de la información notificada por los
Estados Miembros fue fundamental para apoyar a los países a medida que el virus del
Zika se propagaba rápidamente en la Región.
Tras la activación del SGI, la Oficina obtuvo acceso de inmediato a recursos del
Fondo de Emergencia para Epidemias, de la OPS, lo cual le permitió movilizar más
recursos humanos y económicos con rapidez para coordinar la respuesta regional frente al
virus del Zika. Entre las principales actividades cabe señalar la compra de materiales y
suministros, como inmunoglobulina para tratar a los pacientes con síndrome de Guillain-
Barré e insecticidas preaprobados en el marco del Plan OMS de Evaluación de
Plaguicidas (WHOPES, por su sigla en inglés). La Oficina movilizó 53 misiones a
25 Estados Miembros y territorios. Estas misiones estaban integradas por lo general por
expertos tales como neurólogos, neonatólogos, obstetras, epidemiólogos, virólogos,
expertos en control de vectores y especialistas en investigación y organización de
servicios de salud. Además, la Oficina puso en marcha varias iniciativas de
fortalecimiento de la capacidad y otras actividades en los países a fin de capacitar al
personal nacional en todos los aspectos fundamentales de una respuesta eficaz. La tarea
de fortalecimiento de la capacidad abarcó áreas temáticas que iban desde el diagnóstico
de laboratorio y la atención clínica hasta el control de vectores y la comunicación de
riesgos. En coordinación con la OMS, el personal de la Oficina redactó o actualizó
13 documentos de orientación técnica para asesorar a los Estados Miembros sobre los
diferentes componentes de la respuesta. Se organizaron también talleres regionales y
subregionales, reuniones de consulta de expertos y otras actividades similares, entre ellas
el primer debate mundial acerca de una agenda de investigaciones sobre el virus del Zika,
en la que participaron representantes de organizaciones asociadas tales como los Centros
para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), la Red
Internacional de Institutos Pasteur y la Fundación Oswaldo Cruz (FIOCRUZ).
Consulta internacional sobre la epidemia de infección por el virus del Zika y la ética
La grave amenaza planteada por el virus del Zika para las embarazadas y el feto, combinada con
los conocimientos científicos limitados acerca del virus, su patogénesis y los efectos resultantes,
suscitó cuestiones de ética difíciles para las autoridades sanitarias y los proveedores de atención
sanitaria. A fin de proporcionar la orientación que tanto se necesitaba en esta área, en abril del
2016 la Oficina convocó una consulta internacional con expertos en ética y otros profesionales de
ministerios de salud, la OPS y la OMS que participaban en la respuesta al virus del Zika.
De esa consulta surgieron las siguientes recomendaciones:
- Todas las mujeres deben tener acceso a información y servicios integrales de salud sexual
y reproductiva que abarquen la planificación familiar, la salud materna, las pruebas
prenatales, la terminación segura del embarazo, orientación y servicios de atención
posnatal.
- Durante el brote de infección por el virus del Zika debe respetarse el derecho moral de las
mujeres a tomar sus propias decisiones en la esfera reproductiva.
- Las mujeres deben estar en condiciones de elegir libremente entre todas las opciones
pertinentes, entre ellas la anticoncepción, la terminación del embarazo y la continuación
de un embarazo problemático hasta que llegue a término. Ninguna opción debe estar
supeditada a un diagnóstico particular o a la probabilidad de un resultado negativo del
embarazo.
- Las mujeres deben recibir apoyo social adecuado para sus decisiones en la esfera
reproductiva y asistencia con el manejo de las dificultades relacionadas con la infección
por el virus del Zika y el síndrome congénito asociado a esta virosis.
- Las autoridades sanitarias deben tratar de reducir al mínimo la discriminación y la
estigmatización, informando continuamente al público acerca de la importancia de
respetar diferentes creencias, valores y decisiones.
- Se debe proporcionar a las mujeres información franca, completa, exacta y actualizada
acerca del virus del Zika y el síndrome congénito asociado a la infección.
- Es indispensable, desde el punto de vista ético, impulsar la investigación sobre el virus
del Zika, y los investigadores tienen el deber ético de dar a conocer los datos y resultados
de la investigación para posibilitar respuestas inmediatas a las emergencias de salud.
El Fondo Fiduciario Wellcome sufragó los gastos de esta consulta internacional.
Con la acumulación de pruebas de un vínculo entre la infección por el virus del
Zika y defectos congénitos, en enero del 2016 la Oficina convocó a expertos internos y
externos en salud materna y perinatal, genética, epidemiología, vigilancia y neurología
pediátrica con la finalidad de formular directrices para el diagnóstico y la vigilancia de la
microcefalia (que posteriormente pasó a considerarse como parte de una definición más
amplia del síndrome congénito asociado a la infección por el virus del Zika) y para la
atención de las embarazadas expuestas al virus del Zika y de los recién nacidos con
microcefalia o síndrome congénito asociado a la infección por el virus del Zika. Se
enviaron misiones técnicas integradas por expertos en la atención de embarazadas a
Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, Haití, Honduras, Guatemala, Panamá y la
República Dominicana. Los expertos de la Oficina se coordinaron con los colegas de la
OMS a fin de establecer criterios para el diagnóstico ecográfico temprano de la
microcefalia o síndrome congénito asociado a la infección por el virus del Zika.
La Oficina formuló directrices para el apoyo psicosocial a las embarazadas en
zonas donde circula el virus del Zika y organizó tres seminarios por internet para difundir
esa información. Se elaboraron otras directrices sobre temas tales como transfusiones de
sangre segura y producción de hemoderivados seguros en el contexto de esta epidemia.
Además de difundir ampliamente el asesoramiento técnico por escrito, la Oficina
proporcionó actualizaciones frecuentes sobre la epidemia de infección por el virus del
Zika a interesados directos clave en los Estados Miembros, el Consejo Permanente de la
Organización de los Estados Americanos (OEA), los Estados Miembros y Estados
Asociados del MERCOSUR, los ministros de salud de la Unión de Naciones
Suramericanas (UNASUR) y los miembros del Grupo de las Naciones Unidas para el
Desarrollo-América Latina y el Caribe. Se proporcionó orientación sobre la virosis y sus
efectos en las mujeres y los bebés a la Comisión Interamericana de Mujeres, el Grupo de
Trabajo Regional para la Reducción de la Mortalidad Materna y el Foro Económico
Internacional de América Latina y el Caribe. La Directora aprovechó las oportunidades
que le ofrecieron sus visitas a los Estados Miembros para poner al público nacional al
corriente de la evolución de la situación de la epidemia y la respuesta polifacética de la
Oficina por medio de reuniones con formato de cabildo abierto y otros actos en
Colombia, Cuba, Ecuador, Granada y San Vicente y las Granadinas.
Aprovechando las iniciativas de cooperación técnica anteriores para el
fortalecimiento de sistemas de salud y los preparativos para la epidemia de infección por
el virus del Ébola, la Oficina elaboró un instrumento nuevo con la finalidad de evaluar la
capacidad de los países para responder a la epidemia de la enfermedad por el virus del
Zika y a sus complicaciones. Este instrumento se usó en varios países, como Bolivia,
Colombia, Costa Rica, Haití, Honduras, Paraguay, República Dominicana y Suriname, y
ayudó a las autoridades sanitarias nacionales a detectar áreas que era necesario fortalecer.
Por otro lado, la Oficina se asoció con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) para elaborar un instrumento combinado de evaluación y determinación
de los costos a fin de detectar brechas en la capacidad de respuesta de los sistemas
nacionales de salud y calcular los costos de las intervenciones necesarias. Se enviaron
misiones conjuntas de expertos de las tres instituciones a Dominica y Honduras para
hacer pruebas piloto con este instrumento nuevo, que posteriormente se usó en El
Salvador, Granada, Guyana, Haití, Nicaragua, Panamá y dos estados de Brasil.
La Oficina también colaboró con la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para
la Infancia (UNICEF) en la preparación de un perfil de producto meta para una prueba de
diagnóstico de la infección por el virus del Zika que pudiera usarse fácilmente en los
servicios nacionales de salud.
A fin de abordar el tema crucial del control de vectores, la Directora de la OSP
formó un nuevo Grupo Técnico Asesor de Entomología en Salud Pública, que se reunió
por primera vez en marzo del 2016. Entre los participantes se encontraban expertos de la
OMS, FIOCRUZ, los CDC, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional (USAID), la Universidad Monash de Australia, la Fundación Bill y Melinda
Gates y la Oficina de la Casa Blanca para Políticas de Ciencia y Tecnología de los
Estados Unidos. Entre las recomendaciones emanadas de la reunión cabe señalar la
mejora del control y la vigilancia de los mosquitos y el aumento de la capacitación en
estas áreas, la preparación de un nuevo protocolo para vigilar la resistencia a los
insecticidas y la evaluación del efecto y la costoeficacia de los métodos actuales de
control de vectores, así como herramientas nuevas y suplementarias, entre ellas el uso de
mosquitos transgénicos o estériles. El grupo también subrayó la necesidad de una mayor
acción intersectorial, especialmente por medio de alianzas con las comunidades y con los
sectores productivos pertinentes a fin de idear, ejecutar y mantener medidas eficaces y
económicamente viables para reducir las poblaciones de mosquitos.
En medio de la creciente preocupación del público acerca de los riesgos
planteados por el brote de infección por el virus del Zika en Brasil para los deportistas y
los aficionados que asistirían a los Juegos Olímpicos de verano de Rio de Janeiro, la
Oficina proporcionó información y análisis para su consideración en la reunión de junio
del 2016 del Comité de Emergencia del RSI. En el informe de la Oficina, junto con la
información suministrada por Brasil, se examinaban las tendencias epidemiológicas
recientes, que mostraban una disminución de la incidencia de las infecciones por el virus
del Zika. También se señalaba que la transmisión del virus del dengue, que es transmitido
por el mismo vector, Aedes aegypti, había sido más baja que nunca durante los meses
invernales de agosto y septiembre en Brasil. El Comité de Emergencia del RSI llegó a la
conclusión de que el riesgo de una mayor propagación internacional del virus del Zika
como resultado de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos era muy bajo y que la
recomendación anterior del Comité de que no se impusieran restricciones generalizadas a
los viajes y el comercio seguía en pie.
Preparativos de salud pública para los Juegos Olímpicos de verano del 2016
El informe presentado por la Oficina al Comité de Emergencia del RSI contenía información
obtenida en una serie de misiones a Brasil en las cuales el equipo del Sistema de Gestión de
Incidentes (SGI) relacionados con la enfermedad por el virus del Zika enviado por la Oficina
asesoró a las autoridades sanitarias nacionales sobre los preparativos para los Juegos Olímpicos
en áreas tales como gestión de la información, desencadenamiento de alertas y respuestas, mando
y control en los niveles clave de gobierno (municipal, estatal y federal), transparencia y difusión
de información sanitaria a otros Estados Miembros de la OPS e interesados directos.
En el marco de un convenio con el Comité Olímpico Internacional y junto con las autoridades
brasileñas, la Oficina y la OMS proporcionaron apoyo a fin de reducir el riesgo de infección por
el virus del Zika para deportistas olímpicos y visitantes y el riesgo de enfermedades transmitidas
por el agua para los deportistas que competían en deportes acuáticos.
A fin de prevenir las infecciones por el virus del Zika, la Oficina y la OMS recomendaron varias
medidas. Una de ellas era la fumigación y el rociamiento de interiores para reducir las
poblaciones de mosquitos adultos. Otra era la eliminación de posibles criaderos en las sedes de
deportes olímpicos y en sus alrededores, así como en los alojamientos para deportistas y en los
hoteles. La tercera medida consistía en la participación de la comunidad para eliminar posibles
criaderos en viviendas, escuelas y lugares de trabajo de los alrededores. La Oficina y la OMS
también recomendaron la distribución de repelente de insectos y materiales de promoción de la
salud a los visitantes y los deportistas. Asimismo, la Oficina y la OMS recomendaron que las
autoridades sanitarias brasileñas hicieran una labor sistemática de divulgación antes de los juegos
y durante los mismos para informar a las delegaciones olímpicas acerca de las medidas que se
estaban tomando y sobre cualquier cambio en la situación epidemiológica.
A fin de prevenir las enfermedades transmitidas por el agua, la Oficina y la OMS ayudaron a las
autoridades brasileñas a elaborar un método para vigilar la calidad de las masas de agua utilizadas
con fines de recreación por medio de análisis bacteriológicos y propusieron medidas para reducir
la contaminación. En un taller organizado por la Oficina en Brasil en noviembre del 2015 se
formularon más recomendaciones para fortalecer la comunicación social, la información pública
y la promoción de la salud. En marzo del 2016, una misión de la Oficina visitó los sitios donde se hacían pruebas del agua y examinó los criterios que se estaban aplicando para monitorear la
calidad del agua. A mediados de junio del 2016, la Oficina seguía apoyando la labor de Brasil en
esta área.
Para apoyar a Brasil y coordinar la respuesta al virus del Zika a nivel regional, la
Oficina aprovechó las asociaciones y redes existentes, como la Red de Laboratorios del
Dengue de las Américas, entre cuyos laboratorios participantes se encuentran el Instituto
Nacional de Enfermedades Virales Humanas de Argentina, el Instituto Evandro Chagas y
FIOCRUZ de Brasil, el Instituto Pedro Kourí de Cuba, el Instituto Pasteur de la Guayana
Francesa, el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos de México, el
Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud de Panamá y los CDC de los
Estados Unidos en Puerto Rico. Estos laboratorios decidieron ampliar el alcance de la red
a fin de realizar una vigilancia de laboratorio integrada de todos los arbovirus.
Otro elemento crucial del apoyo a la respuesta de la Oficina frente al virus del
Zika provino del Fondo de la OMS para Contingencias relacionadas con Emergencias
(FCE), el Organismo de Salud Pública de Canadá, Asuntos Mundiales Canadá, la
USAID, la Fundación Bill y Melinda Gates y Noruega (por medio del FCE de la OMS).
Enseñanzas de la respuesta de emergencia a la epidemia de infección por el virus del Zika
Muchos aspectos de esta epidemia de infección por el virus del Zika han
reforzado algunas de las prioridades y enfoques actuales de la cooperación técnica de la
Oficina, planteando al mismo tiempo la necesidad de cambiar el énfasis en otras áreas,
especialmente en lo que concierne al control y el manejo de vectores. La epidemia actual
del virus del Zika, los grandes brotes de dengue que se han venido repitiendo durante los
últimos treinta años, la aparición reciente del chikunguña y su rápida propagación han
puesto de relieve la magnitud de la infestación por Aedes aegypti en la Región y también
han mostrado que los países no han logrado controlar este vector de gran importancia
para la salud pública. Aunque las enseñanzas relacionadas específicamente con el control
de vectores no son nuevas, la epidemia de infección por el virus del Zika ha destacado la
necesidad de ponerlas en práctica con urgencia. Una lección fundamental es que las
poblaciones de mosquitos y la exposición de los seres humanos están relacionadas con
muchos determinantes ambientales y sociales de la salud. Por consiguiente, los
programas de control de vectores deben ser integrales, integrados, intersectoriales y
participativos. Otra lección fundamental es que se debe mantener un nivel apropiado de
recursos dedicados a las medidas de control de vectores a pesar de que su visibilidad y la
atención que reciben merme como consecuencia de su propio éxito. Al mismo tiempo, la
innovación es esencial para buscar maneras nuevas y más eficaces de controlar las
poblaciones de mosquitos.
Otra enseñanza conexa es la necesidad de la vigilancia, la prevención y el control
integrados de las enfermedades por arbovirus de importancia para la salud pública, en
particular el dengue, el chikunguña, la fiebre amarilla y la infección por el virus del Zika, todas ellas transmitidas por el mismo mosquito vector. Esta acción integrada debe incluir
la vigilancia entomológica de distintas especies de mosquitos, el monitoreo de vectores
para detectar la resistencia a los insecticidas y la vigilancia de laboratorio de los virus
presentes en los vectores.
La experiencia de la Región con el virus del Zika también ha demostrado la
necesidad crucial de que los proveedores de servicios de salud de primera línea estén muy
atentos a la posibilidad y se mantengan alerta frente a cuadros clínicos y eventos atípicos,
a fin de detectar oportunamente una enfermedad emergente. A nivel regional, se necesita
el mismo criterio y conciencia al examinar los datos generados por la vigilancia de
eventos y al responder de manera apropiada aunque no haya pruebas confirmatorias
sólidas. El principio rector de la Oficina para responder a la infección por el virus del
Zika ha sido actuar con cuidado pero con un sentido de urgencia acorde, recurriendo a los
mejores datos probatorios con los que se cuente. En este contexto, las actividades de
comunicación de riesgos bien adaptadas son esenciales para transmitir las incertidumbres
verazmente y con transparencia, a fin de ganarse la confianza del público y preservarla.
El trabajo anterior iniciado por la Oficina y los Estados Miembros de la OPS para
fortalecer la capacidad de alerta y respuesta ante epidemias y el papel de los centros
nacionales de enlace del RSI en los países contribuyeron a mejorar la respuesta regional
frente al virus del Zika. Iniciado originalmente para impulsar el cumplimiento nacional y
regional del RSI, este trabajo se aceleró durante los preparativos del 2014 para la posible
introducción del virus del Ébola y dio a muchos países la oportunidad de detectar y cerrar
brechas en sus preparativos para hacer frente a epidemias. Además, los procedimientos y
los canales establecidos como parte del RSI resultaron eficaces y en verdad esenciales
para intercambiar y procesar información sobre brotes a fin de guiar las respuestas a nivel
nacional, regional y mundial a la propagación del virus del Zika.
En la Oficina, la respuesta a la epidemia de infección por el virus del Zika ha impulsado una intensa colaboración interprogramática y ha producido nuevas sinergias
entre programas técnicos, entre ellos los programas de vigilancia y control de
enfermedades transmisibles, los preparativos y la respuesta para casos de desastre, los
sistemas y servicios de salud y la salud de la mujer y el niño.
Igual que ocurrió antes con el chikunguña, la infección por el virus del Zika ha
puesto de relieve los puntos débiles y las brechas persistentes en la calidad de los
programas nacionales de control de vectores y los sistemas de salud para adaptarse a
amenazas nuevas. En este contexto, la epidemia ha reforzado la importancia fundamental
que la Oficina ha atribuido al establecimiento de sistemas de salud fuertes y resilientes, y
a la promoción del acceso y la cobertura universales. También ha destacado otras
prioridades para la cooperación técnica, como la plena aplicación del RSI y la integración
de la vigilancia, la prevención y el control de las enfermedades por arbovirus de
importancia para la salud pública.
Todavía queda mucho que aprender sobre el virus del Zika. Sin embargo, la
respuesta regional proactiva, guiada por el liderazgo visionario y la coordinación de la
salud pública durante el período reseñado, ha llevado a una comprensión mucho mayor
de la serie de cuadros clínicos causados por este virus. Al 30 de junio del 2016 se habían
notificado trastornos neurológicos relacionados con el virus del Zika, entre ellos el
síndrome de Guillain-Barré, en 15 países y territorios de las Américas. Se había
notificado microcefalia relacionada con infecciones por el virus del Zika contraídas
localmente en siete lugares: Brasil, Colombia, El Salvador, Guayana Francesa, Martinica,
Panamá y Puerto Rico. Además de la fuerte relación temporal y espacial encontrada en el
análisis de los datos de vigilancia, otras pruebas de la existencia de un nexo entre el virus
del Zika y estas complicaciones son a) la detección del virus del Zika en el tejido
encefálico de fetos y recién nacidos afectados; b) la documentación de la infecciosidad
del virus del Zika en células madre neurales; c) la identificación de receptores específicos
en las células que son favorecidos por el virus; y d) la detección de la infección por el
virus del Zika durante fases específicas del desarrollo prenatal que concuerdan con los
defectos observados en el feto. La observación crucial de que el virus del Zika también
puede transmitirse sexualmente es motivo de gran preocupación, ya que esta ruta de
transmisión podría ampliar enormemente la propagación del virus incluso en ausencia de
mosquitos vectores eficaces.
Alrededor de 500 millones de personas viven en zonas donde existe el riesgo de
transmisión vectorial del virus del Zika en América Latina y el Caribe. Las repercusiones
de esta virosis ya han sido notables y podrían representar una carga pesada para los
servicios de salud (incluidos los servicios de salud mental), especialmente en lo que se
refiere al tratamiento de complicaciones graves, y para la sociedad, en particular para las
mujeres. El virus del Zika permanecerá en la agenda regional de salud pública para 2016-
2017 y años subsiguientes, y la OPS seguirá respondiendo de manera apropiada y eficaz.
Respuesta a desastres y a riesgos para la salud
El terremoto de Ecuador
Además de la labor relacionada con el virus del Zika, la Oficina proporcionó un
apoyo decisivo a los Estados Miembros en otras emergencias de salud importantes
durante el período evaluado. La más grave se debió a un terremoto con una magnitud de
7,8 grados que sacudió a Ecuador el 16 de abril del 2016, afectando a más de 720.000
personas. El desastre causó la pérdida de 663 vidas y obligó a más de 33.000 personas a
buscar refugio en albergues. Se dañaron 39 centros de salud y hospitales, y 20 no
pudieron seguir funcionando.
En consecuencia, la Oficina activó su marco institucional de respuesta a
emergencias y sus centros de operaciones de emergencia tanto en la Sede como en las
representaciones. En estas se movilizó personal y recursos de inmediato para apoyar a las
autoridades sanitarias de Ecuador. Poco después, se envió a técnicos de la Sede y de otras
representaciones para que ayudaran a coordinar la respuesta humanitaria (incluso equipos médicos de urgencia), la evaluación de los daños y las necesidades (en particular en lo
que se refiere a la infraestructura sanitaria), la gestión y comunicación de información y
la gestión logística de suministros. El personal de la Oficina también colaboró
estrechamente con las autoridades nacionales en la vigilancia epidemiológica, el
restablecimiento de los servicios de salud, la vacunación y la salud mental.
Con el apoyo de la Oficina, las autoridades sanitarias establecieron dos zonas de
concentración, en Quito y Manta, para registrar y coordinar el movimiento de los
medicamentos y los suministros médicos que llegaban y salían de los depósitos, usando el
Sistema de Apoyo Logístico/Sistema de Manejo de Suministros Humanitarios de la
Oficina (LSS/SUMA).
Por primera vez en la Región, el Ministerio de Salud Pública de Ecuador utilizó
las normas mínimas y los mecanismos de coordinación que habían sido promovidos por
la OPS/OMS para el despliegue de equipos médicos de emergencia nacionales e
internacionales (véase el recuadro a continuación). En el Servicio Integrado de Seguridad
ECU 911 de Quito se estableció una Célula de Información y Coordinación Médica para
Equipos Médicos de Emergencia (CICOM) bajo la responsabilidad de la Dirección
Nacional de Cooperación y Relaciones Internacionales del Ministerio de Salud Pública.
La CICOM facilitó el registro y el despliegue de equipos médicos de emergencia en las
zonas afectadas por el desastre, ayudó en la priorización del trabajo de los equipos y
mejoró la calidad de la información con respecto a la cobertura sanitaria. Se desplegaron
más de 20 equipos médicos de emergencia nacionales y cinco internacionales, lo cual
refleja el éxito del trabajo técnico continuo y el apoyo de la Oficina a fin de mejorar la
capacidad nacional para responder a emergencias.
Conjuntamente con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las
Naciones Unidas, el personal de la Oficina encabezó la elaboración del componente del
sector de la salud de una exhortación urgente a fin de recaudar fondos para la ayuda
humanitaria. La exhortación, lanzada el 22 de abril del 2016, contenía un pedido del
sector de la salud de US$ 4,5 millones para atender las necesidades de 110.000 personas
durante tres meses. La meta era aumentar el acceso a los servicios de salud esenciales,
entre ellos la atención de urgencia, la atención de salud maternoinfantil y servicios
nutricionales, y reducir los riesgos para la salud mediante la vigilancia, el acceso a
servicios de salud reproductiva y servicios para víctimas de la violencia de género. El
personal de la Oficina también colaboró en la elaboración y el lanzamiento de una
exhortación urgente en nombre del sector del agua, el saneamiento y la higiene de
Ecuador. Para fines de mayo del 2016, la Oficina había recibido fondos o promesas de
contribuciones que ascendían a más de US$ 1,5 millones (de Canadá, Italia, Estados
Unidos y el Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia de las Naciones
Unidas) para apoyar la cooperación técnica de la Oficina en esta área.
Apoyo a equipos médicos de emergencia
La Oficina ha apoyado la movilización rápida de equipos médicos especializados en situaciones
de emergencia en Estados Miembros afectados por desastres o brotes epidémicos de aparición
súbita, de acuerdo con los principios y procedimientos establecidos en el Plan de acción para
coordinar la asistencia humanitaria (documento CD53/12 [2014]). Estos principios y
procedimientos consisten en normas y requisitos acordados a nivel mundial para la dotación de
personal y el equipamiento de los equipos médicos de emergencia; procedimientos para solicitar,
aceptar y recibir equipos médicos de emergencia; pasos para coordinar la integración de los
equipos médicos de emergencia con los centros de operaciones de emergencia de salud y
orientación para simplificar los procedimientos de inmigraciones, aduanas y logística a fin de
facilitar el despliegue de equipos médicos de emergencia. El Plan de acción de la OPS también
proporciona orientación sobre la formación de equipos médicos de emergencia de nivel nacional
y el establecimiento de mecanismos para el registro de equipos nacionales e internacionales.
Durante 2015-2016, la Oficina concentró la acción en la formación de la capacidad de los países
para coordinar equipos médicos de emergencia. Se organizaron talleres nacionales en Chile,
Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala y Perú, en los cuales 183 participantes recibieron
capacitación sobre los procedimientos y las herramientas para solicitar, recibir y desplegar
equipos médicos de emergencia y mejorar su coordinación por medio de los centros de
operaciones de emergencia de salud y el establecimiento de células de información para equipos
médicos de emergencia.
En diciembre del 2015, la Oficina se sumó a la Secretaría de Equipos Médicos de Emergencia de
la OMS en la organización de una reunión mundial de equipos médicos de emergencia.
Participaron 150 representantes de gobiernos (de más de 30 Estados Miembros de la OMS), la
sociedad civil, el sector privado y organizaciones internacionales. Entre los temas tratados cabe
señalar el fortalecimiento de la colaboración y la capacidad a nivel mundial, el marco de garantía
de la calidad de los equipos médicos de emergencia, mecanismos nacionales para el registro y la
coordinación de los equipos y normas mínimas para los equipos nacionales e internacionales.
El informe de la reunión se encuentra en inglés en
http://www.paho.org/disasters/index.php?option=com_docman&task=doc_download&gid=2409&Itemid=&lang=en.
El huracán Joaquín en las Bahamas
A principios de octubre del 2015, las Bahamas fueron azotadas por el huracán
Joaquín, tormenta de categoría 4 que causó estragos en seis islas con más de
14.000 habitantes. Los fuertes vientos, las mareas altas, las inundaciones y los escombros
arrastrados por las lluvias intensas limitaron el acceso por aire, tierra y mar, en tanto que,
con líneas de transmisión caídas y generadores dañados, se interrumpió el suministro de
electricidad y, por ende, la cadena de frío en varios centros de salud.
La representación de la OPS, el único organismo de las Naciones Unidas
residente en las Bahamas, se encontraba en una posición singular para ayudar al gobierno
desde el inicio del desastre. En los días siguientes al huracán Joaquín, la Oficina desplegó
expertos en manejo de desastres de su Equipo Regional de Respuesta a Desastres para ayudar al Ministerio de Salud y al Ministerio de Medio Ambiente a evaluar el impacto
del huracán y señalar las intervenciones prioritarias, apoyando al mismo tiempo la tarea
de gestión y coordinación de suministros.
Además, la Oficina donó suministros esenciales por valor de más de US$ 100.000
para facilitar la comunicación en el terreno, asegurar la continuidad de los servicios de
salud y apoyar las intervenciones de respuesta en las áreas del agua, el saneamiento y el
control de vectores. Estos suministros incluían generadores, bombas diésel manuales y
barriles de diésel a fin de restablecer el funcionamiento de varios establecimientos de
atención de salud afectados. Se compraron medicamentos esenciales y vacunas para
reemplazar las reservas dañadas y perdidas, junto con unidades de refrigeración para
restablecer la cadena de frío. Otras contribuciones de la Oficina consistieron en teléfonos
satelitales Iridium para que los establecimientos de salud pudieran comunicarse, así como
insecticida y nebulizadores para que el Departamento de Servicios de Salud Ambiental
pudiera intensificar sus intervenciones de control de vectores.
La respuesta conjunta de la Oficina y las autoridades de las Bahamas fue crucial
para mejorar la calidad de vida y la salud de la población afectada por el huracán Joaquín.
Establecimientos de atención de salud inteligentes en el Caribe
Partiendo de la iniciativa de la OPS sobre los hospitales seguros, los interesados en el Caribe
están uniéndose en torno a un nuevo esfuerzo para construir hospitales “inteligentes”. Este
enfoque encabezado por la Oficina representa un alejamiento del modelo tradicional de respuesta
a los desastres, al incorporar de antemano medidas para la adaptación al cambio climático y la
mitigación de sus efectos y preparativos para reducir el impacto de los desastres en la salud. Se
procura al mismo tiempo reducir el impacto ambiental del sector de la salud, uno de los mayores
consumidores de energía. Los establecimientos de atención de salud son “inteligentes” cuando
vinculan su seguridad estructural y operativa con intervenciones ecológicas con una relación
costo-beneficio razonable.
En mayo del 2015, los gobiernos de Dominica, Granada, Santa Lucía y San Vicente y las
Granadinas se comprometieron a aportar fondos. Además, la Oficina recibió £8,3 millones
(alrededor de US$ 11 millones) del Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino
Unido a fin de modificar varios establecimientos de salud en cada país y convertirlos en
establecimientos “inteligentes”. Reconociendo la utilidad de una plataforma que combina la
reducción del riesgo de desastres y el cambio climático, en septiembre del 2015 el Primer
Ministro del Reino Unido anunció que se proporcionarían £30 millones más (casi
US$ 40 millones) con el fin de ampliar el proyecto a Belice, Guyana y Jamaica y aumentar
el apoyo a los países participantes originales. La meta del proyecto es lograr que
50 establecimientos de salud de estos países sean más seguros y ecológicos para el 2020.
Además, se evaluarán 600 establecimientos a fin de documentar las mejoras que necesiten en el
futuro en una base de datos en línea. Para junio del 2015 se habían evaluado los 173
establecimientos de los cuatro países iniciales del proyecto y se habían seleccionado 14
establecimientos prioritarios para modernizarlos. Además, 62 profesionales de contratación
nacional habían recibido capacitación sobre el uso de la caja de herramientas para los hospitales
inteligentes y la dirección de obras de modernización.
La mayor parte del financiamiento para el proyecto se destinará a renovaciones a fin de que los
establecimientos de salud puedan resistir mejor los desastres naturales y la variabilidad del clima.
Este trabajo incluye el refuerzo de techos y estructuras, la instalación de contraventanas a prueba
de huracanes y de dispositivos para la conservación de agua y energía, y mejoras del sistema de
evacuación de aguas torrenciales, el acceso y la protección contra incendios. La Oficina está
proporcionando apoyo técnico para que cada establecimiento cuente con planes y equipo
apropiados para responder a desastres y para que se establezcan y utilicen procedimientos de
mantenimiento y conservación.
La Oficina también apoyó el lanzamiento de una estrategia de relaciones públicas y una encuesta
sobre conocimientos, actitudes y prácticas, lo que permitió que el proyecto se conociera mejor en
otros organismos e instituciones multilaterales de financiamiento y suscitó un mayor interés en la
aplicación del concepto a establecimientos de salud, escuelas y hoteles nuevos.
La tormenta tropical Erika en Dominica
La tormenta tropical Erika, la quinta con nombre de la temporada de huracanes
del Atlántico del 2015, descargó sobre Dominica 33 centímetros de lluvia en un período
de 12 horas a fines de agosto, causando grandes inundaciones y extensos daños a hogares,
establecimientos de salud y otros tipos de infraestructura esencial, como caminos,
puentes y sistemas de abastecimiento de agua y de comunicaciones. La Oficina desplegó
rápidamente el Equipo Regional de Respuesta a Desastres para ayudar a las autoridades
dominicanas con la coordinación de la respuesta frente a la situación de emergencia, la
evaluación de los daños, la vigilancia de enfermedades y la prevención y el control de
vectores. En las semanas siguientes, la Oficina coordinó el personal médico que había
llegado de países vecinos para ayudar a restablecer los servicios de salud en las zonas
afectadas. La Oficina proporcionó apoyo financiero y logístico, coordinó estas tareas y
encauzó casi US$ 800.000 en contribuciones voluntarias del Departamento para el
Desarrollo Internacional del Reino Unido, la Dirección General de Ayuda Humanitaria y
Protección Civil y Asuntos Mundiales Canadá para apoyar la prestación de servicios de
salud, proporcionar acceso a servicios de agua potable y saneamiento y reducir los
riesgos para la salud ambiental. Con estos fondos, la Oficina compró medicamentos y
suministros esenciales de salud, equipo y suministros esenciales para el control de
vectores, estuches para pruebas del agua, pastillas potabilizadoras y sistemas de captación
de agua de lluvia, que se instalaron en 39 centros de salud.
Gracias a la actuación conjunta del Gobierno de Dominica, la Oficina, los países
vecinos y otros asociados, se restablecieron los servicios de salud en 98% de los
establecimientos de salud del país en el plazo de seis meses y se atajaron los brotes de
enfermedades transmitidas por vectores y por el agua.
Inundaciones provocadas por El Niño en Paraguay
La Oscilación Meridional de El Niño causó fuertes lluvias y grandes inundaciones
en varios países sudamericanos durante el período abarcado en este examen. Paraguay
fue uno de los países más afectados, con grandes inundaciones en 11 de sus 17 departamentos, alrededor de 132.000 personas desplazadas y grandes pérdidas de
cultivos y alimentos. La Secretaría de Emergencia Nacional de Paraguay facilitó la
evacuación de más de 60.000 personas de las zonas afectadas y activó una extensa red de
albergues para las poblaciones desplazadas.
La Oficina ayudó a las autoridades nacionales y locales con evaluaciones rápidas
de las necesidades (en particular de los establecimientos de salud dañados), la gestión de
la información, la planificación de la respuesta a la situación de emergencia y la
coordinación general de la respuesta del sector de la salud. La Oficina también compró
equipo de comunicaciones para las salas de situación del Ministerio de Salud y la
Secretaría de Emergencia Nacional y proporcionó carpas para consultas médicas en el
terreno. A fin de reducir el riesgo de contaminación del agua y de enfermedades
transmitidas por el agua, la Oficina ayudó a construir dos tanques Imhoff para aguas
residuales y a rehabilitar 60 módulos sanitarios portátiles que posibilitaron el
saneamiento y la higiene adecuados en los albergues.
Con el retorno de la temporada de lluvias en mayo del 2016, la Oficina siguió
observando la situación de emergencia en Paraguay, que seguía siendo crítica a junio del
2016, con el nivel del agua de los ríos por encima de lo normal y condiciones peligrosas
para el retorno de las personas desplazadas a sus hogares.
La crisis nutricional en Guatemala
El Niño también afectó a Guatemala, pero su impacto fue exacerbado por una
sequía prolongada que empezó a fines del 2013 y duró hasta fines de marzo del 2016.
Estos fenómenos meteorológicos combinados causaron grandes pérdidas de cultivos, que
resultaron en una crisis alimentaria, y un aumento de las tasas de desnutrición aguda en
los grupos más vulnerables: los menores de 5 años y las embarazadas. A principios del
2016 se calculaba que había 248.000 familias que necesitaban ayuda humanitaria.
La Oficina encauzó más de US$ 1,1 millones del Fondo Central para la Acción en
Casos de Emergencia de las Naciones Unidas y de la Dirección General de Ayuda
Humanitaria y Protección Civil con el propósito de realizar intervenciones a fin de salvar
vidas y tomar medidas preventivas para abordar las necesidades de salud y nutrición de
los menores de 5 años de edad, las embarazadas y las mujeres en edad fecunda que
sufrían o corrían el riesgo de sufrir desnutrición aguda. La Oficina también apoyó el
trabajo de coordinación y los preparativos del Ministerio de Salud y otros asociados.
Concretamente, el apoyo de la Oficina incluyó la capacitación de personal de
salud sobre protocolos para la detección y el tratamiento de la desnutrición aguda
moderada y grave, las infecciones respiratorias agudas y las enfermedades de transmisión
alimentaria; el establecimiento de equipos de salud móviles; la compra de suministros
esenciales de salud; el seguimiento y la notificación de datos de salud; la realización de
campañas de vacunación y la adopción de medidas de protección para las mujeres
embarazadas y que amamantan.
Mitigación de crisis migratorias
La Oficina proporcionó apoyo decisivo a varios Estados Miembros que se
enfrentaron con flujos migratorios inesperados durante el período comprendido en el
informe, organizando actividades de divulgación para migrantes venezolanos en
Colombia, migrantes cubanos en Centroamérica y residentes de la República Dominicana
de ascendencia haitiana que fueron repatriados a Haití.
Durante el 2015 y el 2016, Colombia recibió una afluencia masiva de inmigrantes
venezolanos y expatriados colombianos que habían estado viviendo en Venezuela. Entre
octubre del 2015 y mayo del 2016, unos 171.000 migrantes cruzaron la frontera, y a junio
del 2016 alrededor de 2.000 migrantes estaban matriculándose cada semana en el
departamento del Norte de Santander, a lo largo de la frontera con Venezuela. Esta
situación tuvo grandes repercusiones en las comunidades fronterizas de Colombia. Creó
una demanda excesiva de servicios públicos, que ya eran limitados, en una zona
relativamente aislada del resto del país.
En calidad de líder del Grupo de Acción Sanitaria en Colombia, la Oficina facilitó
el mapeo de agentes e intervenciones humanitarias en las zonas fronterizas y apoyó la
elaboración de un plan de respuesta, coordinado por la Oficina de las Naciones Unidas
del Alto Comisionado para los Refugiados y la Oficina de Coordinación de Asuntos
Humanitarios de las Naciones Unidas.
La Oficina también ayudó a las autoridades sanitarias nacionales a determinar y
monitorear los riesgos y las necesidades en materia de salud. Una preocupación especial
era la necesidad de servicios básicos de salud y saneamiento en los albergues. Otra
preocupación era la posibilidad de que se produjeran cambios en el perfil de salud de la
población como resultado de las bajas tasas de vacunación de los migrantes venezolanos.
El personal de la Oficina colaboró con las autoridades sanitarias para aumentar la
cobertura de vacunación y asignar más recursos a la atención de salud, fortaleciendo al
mismo tiempo la prevención y el control de la infección por el virus del Zika, la malaria y
otras enfermedades infecciosas que se presentan en esas zonas.
A fines del 2015, miles de cubanos salieron de su país y viajaron a través de
Ecuador (que había suspendido temporalmente sus requisitos de visado), proponiéndose
aparentemente seguir hacia el norte, hasta los Estados Unidos. Sin embargo, muchos
quedaron varados en Costa Rica cuando Nicaragua cerró la frontera. Cuando Costa Rica
empezó a emitir menos visas de tránsito, comenzaron a confluir más migrantes cubanos
en el norte de Panamá. Para mediados de diciembre, había más de 4.200 migrantes
alojados en 31 albergues de los distritos de la frontera norte de Costa Rica. Otros
2.200 estaban esperando la visa para ir de Costa Rica a Nicaragua o a Panamá.
A petición del Gobierno de Costa Rica, la Oficina movilizó apoyo para la
coordinación y la respuesta del Ministerio de Salud y de la Comisión Nacional de Emergencias. En colaboración con otros organismos de las Naciones Unidas y entidades
internacionales de acción humanitaria, la Oficina ayudó a activar un centro de
coordinación de operaciones y desplegó personal de la representación en San José y el
Equipo Regional de Respuesta a Desastres a fin de equipar y administrar albergues,
evaluar las necesidades y los riesgos para la salud y apoyar la actuación del Ministerio de
Salud para proporcionar apoyo psicosocial a los migrantes.
La Española evitó por poco una crisis sanitaria cuando alrededor de
100.000 haitianos que habían estado viviendo en la República Dominicana fueron
deportados o regresaron voluntariamente a Haití de conformidad con un fallo judicial que
revocó retroactivamente la ciudadanía por nacimiento de los dominicanos de ascendencia
haitiana.
El comienzo de la repatriación masiva, en junio del 2015, coincidió con el
comienzo de la temporada de huracanes y con las elecciones legislativas, municipales y
presidenciales en Haití. Estos factores, combinados con la disminución de la capacidad
operativa y financiera del equipo humanitario en Haití, suscitaron el temor de que se
produjera una crisis humanitaria. Un importante motivo de preocupación en el ámbito de
la salud era el aumento del riesgo de brotes de cólera entre los migrantes deportados que
se encontraban en las zonas fronterizas.
En consecuencia, la Oficina, con apoyo financiero de Canadá, colaboró con el
Ministerio de Salud Pública y Población de Haití (MSPP) en el establecimiento de un
puesto de salud de avanzada en la comuna de Ouanaminthe, en el departamento del
Nordeste, y ayudó a reforzar los centros de salud fronterizos para asegurar que los
repatriados pudieran recibir atención de salud. La Oficina y el MSPP mejoraron la
vigilancia epidemiológica, especialmente en los departamentos fronterizos, fortaleciendo
al mismo tiempo la capacidad clínica para tratar y atender enfermedades diarreicas. La
Oficina proporcionó apoyo también para la compra de botiquines de urgencia a fin de
atender las necesidades básicas de salud de 10.000 pacientes durante tres meses y
estuches suplementarios con medicamentos para la profilaxis posterior a la exposición y
para el tratamiento de la malaria.
Como resultado de estas medidas, entre otras, tomadas por el MSPP, la Oficina,
otros asociados humanitarios (como la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios
de las Naciones Unidas y la Organización Internacional para las Migraciones) y
organizaciones no gubernamentales locales e internacionales, no se produjo ningún brote
de cólera directamente vinculado a la llegada de haitianos deportados a comunas
fronterizas. Las tasas de incidencia de enfermedades diarreicas e infecciones respiratorias
agudas también permanecieron estables en estas zonas. A junio del 2016, más repatriados
seguían llegando a Haití.
Incendio tóxico en Paraguay
El 14 de octubre del 2015 estalló un incendio en un depósito que contenía
transformadores eléctricos viejos llenos de bifenilos policlorados (BPC) en San Lorenzo
(Paraguay). Unas 4.000 personas que vivían en las inmediaciones fueron expuestas a los
gases, que se veían a 5 kilómetros de distancia. Los gases de la combustión incompleta de
BPC son una fuente importante de dioxinas y furanos, que han sido clasificados como
carcinógenos del grupo 1 por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer.
El incidente de Paraguay fue considerado como uno de los más graves y de mayor
magnitud de los últimos años que implicó el riesgo de exposición a dioxinas.
En atención a una solicitud del Gobierno de Paraguay, la Oficina proporcionó
asesoramiento técnico al Ministerio de Salud para la respuesta inmediata y una
evaluación preliminar de los riesgos para la salud pública, como parte de un equipo
pluriinstitucional que también incluía personal del Programa de las Naciones Unidas para
el Medio Ambiente (PNUMA), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas,
así como de las secretarías de los convenios ambientales de Basilea, Rotterdam y
Estocolmo y de dependencias del Gobierno de Paraguay.
La Oficina presentó el informe de una evaluación rápida, que indicaba una gran
posibilidad de exposición a dioxinas. Sobre la base de extensas entrevistas y más de
400 muestras de sangre, se determinó que 252 personas tenían signos y síntomas que
podían estar directamente relacionados con el incidente. Estas personas fueron remitidas
a los servicios de salud del país para que recibieran atención médica y seguimiento.
En vista de que los efectos a largo plazo de la exposición a dioxinas, como el
cáncer o problemas relacionados con trastornos endocrinos, pueden tardar decenios en
aparecer, la Oficina recomendó una serie de medidas de seguimiento, que se incorporaron
en una propuesta de financiamiento de la Organización de las Naciones Unidas para el
Desarrollo Industrial (ONUDI).
De la colaboración interinstitucional e intersectorial en la respuesta a este
incidente surgió una propuesta del BID en colaboración con el PNUD y otros para
establecer una mesa redonda permanente de todos los sectores y organismos participantes
(incluida la OPS) con la finalidad de coordinar las actividades orientadas a fortalecer la
capacidad de Paraguay para prevenir, prepararse y responder a emergencias e incidentes
tecnológicos.
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