Las aguas residuales ofrecen pistas sobre enfermedades emergentes

La aparición de la COVID-19 en 2020 convirtió a la vigilancia de aguas residuales, un método para rastrear enfermedades infecciosas, en una práctica de salud pública cada vez más común. Dado que las pruebas genéticas de patógenos pueden excretarse en las heces, los científicos utilizan el método para monitorear el SARS-CoV-2 y sus variantes, y han ampliado su uso para descubrir la presencia de otros virus, como el de la poliomielitis en diferentes comunidades.

Febrero de 2023