De conformidad con la Constitución de la Organización Panamericana de la Salud, tengo el honor de presentar el informe anual correspondiente al 2018 sobre la labor de la Oficina Sanitaria Panamericana, Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud para las Américas.
En este informe se pone de relieve la cooperación técnica proporcionada por la Oficina durante el período de agosto del 2017 a junio del 2018 en el marco del Plan Estratégico de la Organización Panamericana de la Salud 2014-2019, definido por los Cuerpos Directivos y modificado por la Conferencia Sanitaria Panamericana en el 2017.
Este informe se complementa con el Informe Financiero del Director y el Informe del Auditor Externo correspondientes al año 2017.
Carissa F. Etienne
Directora
Organización Panamericana de la Salud
Agosto del 2018
Tuve el honor de ser elegida Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en la 28.a Conferencia Sanitaria Panamericana, en septiembre del 2012. Al comienzo de mi primer mandato, en febrero del 2013, abogué firmemente por cuatro prioridades: reducir las inequidades en la salud, fortalecer los sistemas de salud, abordar los determinantes sociales y ambientales de la salud, y alcanzar la cobertura universal de salud.
El tema fundamental de mi primer mandato fue “Abogar por la salud para lograr el desarrollo sostenible y la equidad: En el camino hacia a la salud universal”. Ahora es más evidente que nunca que los Estados Miembros de la OPS y la Oficina Sanitaria Panamericana (la Oficina), que es la secretaría de la OPS, deben seguir en ese camino, trabajando para demostrar los valores de la Organización: equidad, excelencia, solidaridad, respeto e integridad. Durante ese mandato, los Estados Miembros aprobaron, con visión de futuro, el Plan Estratégico de la OPS 2014-2019 y la Estrategia para el acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud —la estrategia para la salud universal—, marcos que proporcionan enfoques estratégicos para abordar las inequidades en la salud en los países y entre ellos. La elaboración de esos marcos no fue una casualidad.
La confianza que los Estados Miembros depositaron en mí y en el equipo de la OPS al reelegirme para un segundo mandato como Directora de la OPS en la 29.a Conferencia Sanitaria Panamericana (CSP o Conferencia) en septiembre del 2017 me llenó de gratitud y de humildad. Al aceptar el honor, señalé que la Agenda de Salud Sostenible para las Américas 2018-2030, que se aprobó en la Conferencia, guiará nuestra labor en ese período. De acuerdo con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, el tema fundamental de mi segundo mandato es “Mejorar la salud y el bienestar sin que nadie se quede atrás”.
Señalé que el proceso para elaborar el próximo Plan Estratégico de la OPS comenzaría en el 2018 y me comprometí a continuar con la participación de los Estados Miembros en él, que se ha convertido en el sello distintivo del establecimiento de los marcos orientadores de la Organización. También dije que, entre mis diez prioridades principales para los próximos cinco años, se encontraban el fomento de la salud universal por medio de sistemas de salud resilientes basados en el enfoque de la atención primaria de salud y la promoción de un énfasis renovado en la salud equitativa para todos, en particular para las mujeres, los niños, los grupos étnicos, las poblaciones indígenas y las personas que viven en condiciones de vulnerabilidad. Estos siguen siendo aspectos esenciales de mi compromiso en este segundo mandato.
En este primer año de mi segundo mandato, estamos celebrando el 40.o aniversario de la Declaración de Alma-Ata. La Declaración de Alma-Ata de 1978 fue un hito que reafirmó el derecho al grado máximo de salud que se pueda lograr, con la equidad, la solidaridad y el derecho a la salud como valores básicos. Hace 40 años, esta histórica conferencia internacional proporcionó una estrategia para el desarrollo humano y social, y dio al mundo la atención primaria de salud como enfoque y estrategia para la salud y el bienestar y para el desarrollo de los sistemas de salud. El enfoque de la atención primaria de salud propugna sistemas de salud que faciliten el acceso universal a servicios de salud integrales y de buena calidad para todos, especialmente las personas en condiciones de vulnerabilidad, con la plena participación de las personas y las familias, a un costo que la comunidad y el país puedan sufragar, llevando los servicios lo más cerca posible del lugar donde las personas viven y trabajan, y que puedan abordar los obstáculos al acceso por medio de la participación de la comunidad y la coordinación intersectorial.
La celebración del 40.o aniversario de la Declaración de Alma-Ata inspiró el tema de este informe: “Atención primaria de salud: ha llegado el momento”. Este tema refleja los esfuerzos de los directivos de la Oficina para evaluar y analizar lo que ha funcionado, lo que no ha funcionado y, lo que es más importante, lo que tenemos que hacer de otro modo. Para que nadie se quede atrás, tenemos que avanzar con celeridad para fortalecer el enfoque de la atención primaria de salud: promover y proteger de salud; eliminar los obstáculos al acceso; dar voz a quienes no son escuchados, y posibilitar la participación social, la acción del gobierno, el trabajo intersectorial y multisectorial y la promoción de la causa. La convocatoria de un foro regional y el establecimiento de la Comisión de Alto Nivel “Salud universal en el siglo XXI: 40 años de Alma-Ata” durante este período son acciones concretas para facilitar un movimiento regional con el fin de acelerar el logro de la salud para todos.
Este informe abarca el período de agosto del 2017 a junio del 2018, un período relativamente corto para alcanzar los resultados deseados, aunque no tan corto que no se pueda reconocer el progreso real y los logros que son el resultado del trabajo en equipo, alianzas eficaces —incluso con agentes no estatales— y una buena colaboración con sectores situados fuera del ámbito de la salud.
Nuestro trabajo a nivel nacional, subregional y regional sigue guiándose por las funciones básicas de la OPS, relacionadas con el liderazgo y las alianzas; la investigación, la generación y la difusión de conocimientos; las normas; las opciones de políticas basadas en la ética y la evidencia; la cooperación técnica para el cambio y la capacidad institucional sostenible, y las tendencias de la situación de la salud. La Oficina aspira a seguir fortaleciendo su desempeño en el trabajo con los Estados Miembros de la OPS, los asociados y los principales interesados a fin de abordar los retos prioritarios para la salud pública que afrontan los países y territorios.
Aprovecho esta oportunidad para agradecer sinceramente a los Estados Miembros de la OPS, los Estados Miembros y el personal de otras regiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), otros organismos de las Naciones Unidas que trabajan en el ámbito de la salud, los asociados en el desarrollo, otros interesados clave en la salud —incluidos los de la sociedad civil y el sector privado— y todo el personal de la Oficina, en los países y en Washington, D.C., por su magnífico esfuerzo para seguir fortaleciendo la atención primaria de salud y mantenernos a todos en el camino hacia la salud universal.
Carissa F. Etienne
Directora
Organización Panamericana de la Salud
En el Informe Quinquenal 2013-2017 del Director de la Oficina Sanitaria Panamericana (OD355, OD355, Corr.), presentado a la 29.a Conferencia Sanitaria Panamericana en septiembre del 2017, se resumen las diez prioridades principales para la cooperación técnica y el desarrollo institucional de la OPS durante los próximos cinco años. Una de las prioridades es “avanzar hacia la salud universal por medio de sistemas de salud resilientes basados en el enfoque de la atención primaria de salud, y garantizar el acceso universal a servicios integrales y de buena calidad a lo largo de todo el curso de la vida”.
En octubre del 2014, en el 53.o Consejo Directivo de la OPS, los Estados Miembros de la OPS reafirmaron su compromiso de mejorar la equidad, la salud y el desarrollo mediante su aprobación de la Estrategia para el acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud (conocida como la “estrategia de salud universal”, documento CD53/5, Rev. 2). La meta de la estrategia, a nivel regional y de país, es asegurar que “todas las personas y las comunidades tengan acceso, sin discriminación alguna, a servicios integrales de salud, adecuados, oportunos, de calidad, determinados a nivel nacional, de acuerdo con las necesidades, así como a medicamentos de calidad, seguros, eficaces y asequibles, a la vez que se asegura que el uso de esos servicios[1] no expone a los usuarios a dificultades financieras, en particular los grupos en situación de vulnerabilidad”. En la estrategia también se afirma que “el acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud requieren la definición e implementación de políticas y acciones con un enfoque multisectorial para abordar los determinantes sociales de la salud y fomentar el compromiso de toda la sociedad para promover la salud y el bienestar”.
Una vez más, la OPS estaba a la vanguardia, bien preparada para la adopción en septiembre del 2015, de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, de las Naciones Unidas, y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El objetivo relacionado con la salud (ODS 3) es “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”. Una de sus metas, la 3.8, es “Lograr la cobertura sanitaria universal, en particular la protección contra los riesgos financieros, el acceso a servicios de salud esenciales de calidad y el acceso a medicamentos y vacunas seguros, eficaces, asequibles y de calidad para todos”. La importancia de la cobertura universal de salud como medio para proporcionar acceso a servicios de salud para todos se ha subrayado a nivel mundial y se ha abordado en varias resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. En diciembre del 2017, por medio de la resolución 72/138 de la Asamblea General, se proclamó el 12 de diciembre como Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal, en tanto que en la resolución 72/139 se señaló que en el 2019 se celebraría una reunión de alto nivel sobre el tema. La reunión de alto nivel de un día se convocará en el 2019 con el tema “Cobertura sanitaria universal: Juntos para un mundo más saludable”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), cuya Oficina Regional para las Américas es la OPS, aprobó su 13.º Programa General de Trabajo (13.º PGT) para el período 2019-2023 (documento A71/4) en la 71.a Asamblea Mundial de la Salud en mayo del 2018. En el 13.º PGT se establece la visión estratégica y la orientación de la OMS para los próximos cinco años. Asimismo, se definen tres prioridades estratégicas orientadas a mejorar la salud de tres mil millones de personas: lograr la cobertura sanitaria universal, abordar las emergencias sanitarias y promover poblaciones más sanas.
En el Día Mundial de la Salud, en abril del 2018, se promovió la cobertura universal de salud con el lema “Salud universal: para todos, en todas partes”. Además, la OMS puso en marcha una campaña en la cual se hizo hincapié en que, para alcanzar la meta 3.8 de los ODS, mil millones más de personas deben contar con cobertura universal de salud para el 2023. En octubre del 2018, la OMS convocará una Conferencia Mundial sobre Atención Primaria de Salud con la finalidad de renovar el compromiso del mundo de fortalecer la atención primaria de salud para avanzar hacia la cobertura universal de salud y los ODS.
Este énfasis mundial en la cobertura universal de salud es oportuno, ya que en el 2018 se celebra el 40.o aniversario de la Declaración de Alma-Ata sobre la atención primaria de salud. La Región de las Américas desempeñó un papel crucial en la elaboración y la negociación de la Declaración y la estrategia de atención primaria de salud. Los valores y los principios de la atención primaria de salud han constituido la base de muchos mandatos de la OPS y han guiado iniciativas para fortalecer los sistemas de salud y los procesos de reforma sanitaria. Sobre la base de la experiencia acumulada, esta Región se centra en la salud universal y no solo en la cobertura universal de salud: la salud universal es la expresión de la Declaración de Alma-Ata en el siglo XXI.
El camino a la salud universal es largo. En la Declaración de Alma-Ata de 1978 se señaló claramente que el gobierno tiene la responsabilidad de proporcionar servicios de salud a la población: servicios integrales que sean no solo curativos, sino que también aborden la promoción, la prevención, la rehabilitación y el tratamiento de trastornos comunes. El lema de Alma-Ata, “Salud para todos en el año 2000”, fue el llamamiento a la acción y el motor de este movimiento, que procura ofrecer servicios culturalmente apropiados, accesibles, asequibles y adaptables. La atención primaria de salud es no solo el primer nivel de atención, sino que proporciona atención de salud en el primer nivel como base para el desarrollo de los sistemas de salud.
Después de Alma-Ata, los países comenzaron a adoptar el enfoque de atención primaria de salud en los años ochenta. Sin embargo, varios factores, entre ellos la crisis económica y las políticas de ajuste estructural, llevaron a una disminución de la visión de Alma-Ata, con el consiguiente efecto negativo en la atención primaria de salud. Algunos países empezaron a centrarse solo en conjuntos selectivos y mínimos de servicios, mientras que otros regresaron a los modelos de atención centrados en los hospitales. Sin embargo, otros persistieron en la aplicación de la visión de “salud para todos” y lograron un desarrollo sanitario nacional integral, con una mejor salud y el empoderamiento de la población. La Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud, elaborada en la primera Conferencia Internacional sobre Promoción de la Salud convocada por la OMS en 1986, se basó en la Declaración de Alma-Ata. La Carta reactivó la coordinación intersectorial, la participación social y el énfasis en los determinantes sociales de la salud, e hizo un llamamiento a la reorientación de los servicios de salud, haciendo hincapié en la mejora de la promoción y la prevención. Esto fue un paso en la dirección correcta, pero aun así no se alcanzó la visión de Alma-Ata. En el 2005, la OPS inició movimientos nacionales y regionales para la renovación de la atención primaria de salud, así como una ola de reformas de tercera generación para fortalecer el primer nivel de atención y formar redes integradas de servicios de salud.
Los países de la Región de las Américas han reafirmado su compromiso con la visión de Alma-Ata por medio de movimientos y acciones nacionales y regionales, entre ellos la aprobación de la Agenda de Salud Sostenible para las Américas 2018-2030 (ASSA2030) (documento CSP29/6, Rev. 3) en la 29.a Conferencia Sanitaria Panamericana en el 2017 y la estrategia de salud universal del 2014. En esta Región se reconoce que la atención primaria de salud es un enfoque estratégico para desarrollar, organizar y financiar sistemas y servicios de salud equitativos y centrados en las personas, su familia y su comunidad, y que se necesita un primer nivel de atención sólido para asegurar la salud universal. Sin embargo, en la Región también se entiende que un primer nivel de atención sólido sin una red integrada de prestación de servicios de salud igualmente sólida no garantizará la salud universal, que la coordinación intersectorial y la participación social son cruciales para la salud universal, y que el logro de la salud universal es posible solo con el fortalecimiento de sistemas de salud con un enfoque de atención primaria de salud.
A pesar del progreso y los esfuerzos, sigue habiendo grandes inequidades en la salud y obstáculos al acceso, y los sistemas de salud no están respondiendo de una manera eficaz y eficiente a los nuevos retos como las enfermedades no transmisibles (ENT), el cambio climático y las enfermedades transmisibles emergentes. La Región de las Américas sigue siendo una de las regiones más desiguales del mundo. Aunque la salud de los pueblos de la Región ha mejorado notablemente en los últimos años, hay grandes diferencias dentro de los países y entre ellos, y la salud y el bienestar de las poblaciones en condiciones de vulnerabilidad no han avanzado al mismo ritmo que en la población general. La pobreza y la pobreza extrema han aumentado en la Región. En el 2016, 30,7% de la población de América Latina era pobre (186 millones de personas) y 10,0% vivía en condiciones de pobreza extrema, en comparación con 28,5% (168 millones de personas) y 8,2%, respectivamente, en el 2014. Las proyecciones para el 2017 eran, respectivamente, 30,7% (186 millones de personas) y 10,2% (48 millones de personas).[2] Queda mucho más por hacer, como se verá en el informe de la Comisión sobre Equidad y Desigualdades en Salud en las Américas, establecida por la Directora de la OPS en el 2016. El informe de la Comisión se presentará a fines del 2018.
El informe regional sobre el desempeño de los sistemas de salud contenido en la publicación de la OPS Salud en las Américas+ Edición del 2017 demostró que persisten tanto los obstáculos al acceso como las desigualdades socioeconómicas dentro de los países y entre ellos, aunque la cobertura de seguro y la utilización de los servicios de atención primaria han mejorado en la Región. En Salud en las Américas+ Edición del 2017 también se mostró que el aumento del gasto público en salud entre 1990 y el 2014 (de 25% en promedio) y la disminución del gasto sufragado por el usuario (de 15% en promedio) no han sido suficientes. La mayor parte de los países no han alcanzado el punto de referencia acordado de 6% del producto interno bruto (PIB) para el gasto público en salud y la eliminación del pago directo en el punto de servicio, que están intrínsecamente relacionados. En las evaluaciones actuales se subraya sistemáticamente que el aumento del financiamiento para la salud es necesario, pero no suficiente, para mejorar el acceso a una atención de salud de buena calidad. Otros factores decisivos son la gobernanza eficaz de los sistemas de salud, la utilización eficiente de los recursos financieros y de la atención de salud, y la distribución relativa de los insumos de los sistemas de salud en todas las áreas de servicio y zonas subnacionales. En resumen, para avanzar hacia la salud universal se necesita un enfoque de atención primaria de salud.
La Región ha acumulado experiencia, pericia y conocimientos para evaluar la situación 40 años después de Alma-Ata e influir en el rumbo de los próximos 40 años. La visión de “salud para todos” expresada originalmente en la Declaración de Alma-Ata se ha vuelto a captar en el contexto de la salud y el desarrollo en el siglo XXI y el logro de la salud universal. Se ha reafirmado el derecho de todos, en todas partes, a tener acceso a la salud, a fin de que puedan llevar una vida plena, productiva y digna.
La Región de las Américas se sumó a la campaña mundial del Día Mundial de la Salud en abril del 2018 con el lema “Salud universal: para todos, en todas partes”, subrayando la necesidad de eliminar los obstáculos persistentes a la salud y los servicios de atención. Estos obstáculos son diversos, y para eliminarlos se requiere un movimiento de toda la sociedad, con la participación de las personas y espacios para que se escuchen las voces de todos, en particular las voces de quienes viven en circunstancias extremadamente difíciles debido a desigualdades sociales: las personas indígenas, los afrodescendientes y otros grupos étnicos; las mujeres; las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales y trans (LGBT), y los migrantes. Esta Región está desempeñando un papel activo en los preparativos para la Conferencia Mundial sobre Atención Primaria de Salud, que se celebrará en Kazajstán en octubre del 2018 y mostrará al mundo su compromiso con el fortalecimiento de la atención primaria de salud como medio para progresar hacia el logro de la salud universal y los ODS.
En la Agenda 2030 se exhorta a erradicar pobreza luchando contra las inequidades; se pone de relieve el desarrollo de las personas, una mayor participación social y la coordinación intersectorial, y se establece la meta de garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades (ODS 3). Estos elementos son fundamentales para la visión de Alma-Ata y de la salud para todos, y puede alcanzarse en la Región de las Américas si se intensifica la acción para transformar los sistemas de salud en el camino hacia la salud universal, basada firmemente en el enfoque de la atención primaria de salud. Por consiguiente, ha llegado la hora de que los Estados Miembros de la OPS apliquen o fortalezcan el enfoque de la atención primaria de salud.
El enfoque de “toda la sociedad” promueve la participación del público y crea espacios para que se escuchen todas las voces.
El enfoque de la atención primaria de salud implica asumir un compromiso de toda la sociedad con el desarrollo de modelos de atención centrados en la persona, en los cuales se manifieste plenamente el derecho a la salud; responder a las necesidades de salud de la población de las comunidades a las que se prestan los servicios; aumentar la capacidad del primer nivel de la atención en redes integradas de servicios; abordar los determinantes sociales de la salud; colaborar; rendir cuentas de los compromisos contraídos; escuchar y prestar atención a las personas que se encuentran en condiciones de exclusión y vulnerabilidad; incluir a las personas y las comunidades en la formulación, la aplicación y la supervisión de políticas y planes de salud, y establecer mecanismos para la participación del gobierno, la sociedad civil y los interesados clave en la definición del camino hacia la salud universal. El enfoque de la atención primaria de salud requiere gobernanza y voluntad política; recursos humanos para la salud bien capacitados, motivados y distribuidos equitativamente; mecanismos de financiamiento justos, equitativos y basados en la solidaridad; sistemas de información para la salud; acceso a medicamentos y tecnologías seguros, apropiados, asequibles y eficaces, y participación social eficaz. La atención primaria de salud es el fundamento de los sistemas de salud resilientes, capaces de proporcionar atención adecuada y de buena calidad a la población, munidos de la flexibilidad necesaria para ampliar la acción a fin de responder a las exigencias causadas por los desastres y brotes de enfermedades infecciosas al mismo tiempo que se siguen proporcionando servicios regulares.
La atención primaria de salud es la estrategia más eficaz y eficiente con la cual los Estados Miembros pueden establecer sistemas de salud resilientes y sostenibles para propiciar el logro de la salud universal, los objetivos de la ASSA2030 y los ODS. Tenemos la evidencia, los mandatos y los conocimientos técnicos para lograrlo. Lo que se necesita ahora es priorización, compromiso y ejecución eficaz.
En este informe se resume la cooperación técnica de la Oficina con los Estados Miembros, la colaboración con asociados e interesados clave en el avance hacia la salud universal —con énfasis especial en el uso del enfoque de atención primaria de salud — y el progreso en los procesos administrativos internos y los sistemas que apoyan el trabajo de la Organización durante el período comprendido en este análisis.
Como en toda la cooperación técnica de la OPS, se prestó atención especial a los ocho países clave de la Organización: Bolivia, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Suriname. La Oficina puso de relieve la cooperación técnica a nivel subnacional y subregional y, en los casos en que era posible, la colaboración interprogramática fue un aspecto integral de las intervenciones.
[1] Incluidos los servicios e intervenciones para promover la salud, prevenir las enfermedades, atender a los enfermos (diagnóstico, tratamiento, cuidado paliativo y rehabilitación) y ofrecer la atención necesaria a corto, mediano y largo plazo.
[2] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Panorama social de América Latina 2017.